hoy, segundo día de vacaciones (en el primero de ellos aparte de dormir y de pillarme el pulgar de la mano derecha con una puerta no hice nada más de utilidad), he tenido que pasar por el curro por aquello de los «temas pendientes», esas cosas que -aparentemente- el día antes de salir de vacaciones parecen absolutamente irresolubles si no se está de cuerpo presente…. y que, como no podía ser de otro modo, acaban solucionándose igualmente….
al final acudir al trabajo ha servido para dos cosas:
1- me he dado cuenta de lo mucho que necesito las vacaciones, y…
2- me he dado cuenta (también) de lo que se disfruta cuando suena el teléfono, preguntan por tí y el compañero/a de turno responde: «está de vacaciones, puedo ayudarle en algo?»
hay que verlo para sentirlo, que gozada!